Blog
La inseguridad desde el sistema de creencias: control y poder
- 29 de enero de 2020
- Publicado por: gestion
- Categoría: Manga y Anime
La inseguridad llega a nuestras vidas de forma imprevista, y es interesante ver que hay dos formas de que se produzca:
- Cuando se nos dice que no podemos Ser, Hacer o Tener expresiones, acciones o cosas que sentimos naturales desde la infancia pero que se nos hace ver que no es “bueno” ni “apropiado”.
- Cuando se produce el origen de nuestra incomprensión desde un dolor físico o emocional y sufrimos al no comprender la situación.
Ambos casos pueden parecer similares, pero la verdad es que el orden de qué produce nuestra inseguridad y cómo hace que nos decantemos por apropiarnos por un control de vida determinado.
Aunque es cierto que el orden no altera el resultado, sí determina la forma en la que se focaliza el propósito de vida y las acciones y sus objetivos.
El control de lo emocional para sentirme seguro.
Creer algo o en alguien nos hace sentirnos inseguros (aunque creemos que nos da seguridad) porque asimilamos que necesitamos una guía o un patrón externo que nos ayude a vivir la vida, a ser. Un factor externo a mí porque no es suficiente lo que está en mí.
Este tipo de inseguridad es al que llamamos seguridad desde la creencia. Se nos transmite que se debe (o no se debe) Ser de un modo concreto, con un comportamiento determinado, que hay que Hacer una serie de acciones y que se debe tener una serie de comportamientos (y eliminar otros), aspiraciones, metas y tipo de relaciones. Estas creencias forman un sistema creencial que el individuo desde una edad muy temprana acepta o acata y se lo apropia para desarrollar lo que necesita para vivir en este mundo: sus personalidades aprendidas del ego. Porque no es suficiente con simplemente Ser para desenvolverse. Y se afianzan los ideales de vida.
Estas creencias transmitidas no necesariamente provocan una incomprensión inicial. Es decir, el individuo no sufre un dolor emocional ni físico, simplemente acata lo que se le dice y lo da por valido y verdadero. Aún así, es natural que estas creencias impuestas generen inseguridad, ya que el individuo (niño) pasa de simplemente Ser a necesitar ser lo que le demandan y es apropiado. Aquí de forma consciente se siente inseguro y acata que necesita aprender de los demás para vivir, que necesita saber quién debe ser.
Como consecuencia, a partir de generarse esta inseguridad desde las creencias que se les han transmitido, el individuo comenzará a tener inseguridad a la hora de desenvolverse en determinados entornos, porque ahora ya no es suficiente con ser uno mismo, lo que le provocará experimentar a posteriori una incomprensión generada por su inseguridad desde la creencia. De este modo, de forma consciente se creerá depender de los demás y tener su atención, y sufrirá un almacenamiento defectuoso relacionado con su distorsión de la realidad desde la creencia impuesta que ha acatado, que le hará sentirse poco atendido, poco querido, rechazado, menospreciado, desplomando su autoestima. Porque pondrá el foco de su atención en el reconocimiento y atención de los demás hacia sí mismo, siendo siempre insuficiente lo recibido desde su miedo a sentirse rechazado.
Este Almacenamiento Defectuoso (incomprensión) forjado desde la creencia previa, provocará que el individuo necesite sentirse protegido, con más “comportamientos” aprendidos para sentir que controla la situación y que, ahora sí, se le reconozca y se le acepta. Aprenderá a sentir y expresar lo que le haga sentirse protegido y seguro, aunque para ello tenga que a su vez menospreciar a otros desde su orgullo o a sí mismo.
Es por ello que la incomprensión que ha sido originada por el condicionamiento de una creencia consciente, hará que la mente desarrolle un rol más EMOCIONAL y DEPENDIENTE de los demás como protección ante la vida, y creará una mayor necesidad de atención y de aprobación, y creará un miedo a que el tiempo pase, miedo a crecer. Controlará para sentirse seguro a través del reconocimiento y atención del entorno hacia sí mismo.
La clave es no presuponer que lo que siento es real, para permitirme descubrir por qué creo y siento lo que siento y a qué me lleva.