Cuando se ha comenzado el viaje interior para llegar al recuerdo de Quién se Es, es común en primer lugar irse al polo de “lo positivo”, “lo que es correcto”, y buscar “hacer el bien”, ayudar y plantear alternativas al sistema actual a nivel social, laboral, etc.  sin darnos cuenta de que en esa búsqueda del cambio externo estamos cayendo nuevamente en conceptos para aliviar y calmar nuestros miedos.

De esa forma, buscamos sentirnos reconfortados tratando de cambiar aunque sea nuestro micro-entorno pero desde lo externo, aunque nos convencemos de que es por comprensión y expresión desde la Conciencia. Pero ya sabemos que cuando tratamos de cambiar algo, es porque no lo aceptamos. Además, es un reflejo de que en primer lugar seguimos sin habernos aceptado a nosotros mismos.

La pregunta es sencilla: con nuestra acción, ¿nos dejamos ser y dejamos ser tal cual es al entorno?

Cuando buscamos el cambio ¿qué es lo que nos estamos diciendo a nosotros mismos? Muchas cosas: que quiero “mejorar” mi vida y la de mi entorno, que quiero ser “feliz”, que hay cosas que están “mal”. Es decir, hemos entrado en una dualidad completa, sin darnos cuenta que al buscar un extremo estamos pensando en el otro. Al final, obtendremos más de lo que no queremos al estar pensando en ello, al enfrentarnos a la realidad que hemos distorsionado por el miedo y sobretodo, al enfrentarnos a nosotros mismos y a los estados que califico como “negativos” tales como la tristeza, la soledad o el miedo.

Guerra y paz, bien y mal, felicidad y miedo, vida y muerte, todos son expresiones de la incomprensión que ha surgido en nosotros, del enfrentamiento interno, del juicio y las críticas que tenemos hacia nosotros y que focalizamos en nuestro entorno al no haber comprendido una parte de nosotros.

Cuando vamos teniendo una comprensión y entendimiento de nosotros, dejamos de calificarlo todo dentro de estos parámetros opuestos, las circunstancias dejan de ser algo fortuito en base a la “buena” o “mala” suerte, para pasar a ser una Experiencia, sin más calificativos, de la que poder obtener un aprendizaje o Recuerdo de nosotros, es decir, un mayor conocimiento de nuestro “YO” Real.

Si esto se da, llegamos a entender lo que es la auténtica Empatía y Colaboración. Deja de ser ese concepto que busca el entendimiento entre una y más personas para un objetivo común para convertirse en la propia experiencia de la Vida.

En las relaciones que tenemos en nuestro día a día con nuestro entorno, en las vivencias que sacan a relucir nuestro Ego y el de los demás, en la incomprensión de los demás y propia, en los juicios, las críticas, así como en los “buenos” momentos de risas, diversión, etc; en todo, si prestamos atención a lo que estás situaciones nos dicen, vemos cómo se expresa la auténtica Colaboración, de forma indirecta, sin esperarlo. Y en ambas direcciones. Tan solo tenemos que estar predispuestos a vivir la vida, venga lo que venga. 

Es por eso que el camino del autoconocimiento no implica alejarnos de nuestro entorno, en la situación más sencilla se está expresando nuestra Conciencia y la de los demás, ya sea desde la tranquilidad y espontaneidad, o desde la queja, critica o juicio.

Toda experiencia es aprovechable para volver al Recuerdo de nosotros.