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Ayuda, solidaridad y compasión: ¿obligación o voluntad?
- 30 diciembre, 2017
- Posted by: CoachingPOP
- Category: Reflexiones de confrontación
Ayudar es algo que a nivel social está muy valorado, y que se ve como algo positivo y que, de alguna forma tenemos que hacer para ser “mejores”. Aquí no vamos a decir si es “correcto” o no, eso sería conceptualizarlo para tratar de no “equivocarnos”. Lo que vamos a ver es desde dónde lo estamos haciendo, para de esta forma poder decidir ya sin ningún tipo de duda, lo que queremos Ser, Tener y Hacer o queremos seguir Siendo, Teniendo y Haciendo lo que debemos.
El verbo ayudar proviene del latín “advitare” teniendo significados como: “servir”,“complacer”, “agradar” y “auxiliar”.
Esto ya nos da, en un primera lectura, el sentido del término. Es servir (como los esclavos hacían para sus dueños o los dueños con sus emperadores), complacer y agradar (para sentirse buena persona al obtener reconocimiento por los demás) o auxiliar (entrar en acción para ayudar a una persona de un peligro repentino). Como se puede apreciar, no es lo mismo en cada uno de estos ejemplos, ya que cada uno lleva una finalidad.
Tambien es importante ser sinceros y darnos cuenta de que:
–servir no es unicamente desde el sometimiento ni la obligación que alguien ejecuta sobre otro. Tambien es creer que debo ser servicial y entregarme a la causa, sin darme cuenta de que estoy olvidándome de mi respeto en primer lugar.
–complacer y agradar no se puede llevar a cabo si no pongo el foco fuera, en los demás. Es decir, es un autoengaño muy común el pensar que «me gusta agradar pero no lo hago por eso». La clave está en preguntarse: ¿por qué me importa que a los demás no les guste lo que hago, soy o tengo? Si me acepto, no estaré pendiente de si complazco. Simplemente soy.
–auxiliar no es ser una buena persona. Es simplemente actuar de una forma determinada ante una situación inesperada. El que una persona «auxilie a alguien» o se «auxilie huyendo por miedo» son simplemente acciones que estarán relacionadas con el estado emocional y comprensión de los miedos de la persona, que le llevarán a poder gestionar la situación o a perder el control. Por tanto, el juicio ante estos hechos sólo indican una cosa: me obligo a ser bueno y quiero que todos lo sean, porque en el fondo espero que todos lo sean conmigo, por eso me lo impongo. Y no tengo empatía externa ni interna.
Una vez aclarado esto, pasemos a profundizar en la ayuda y sus formas de expresión.
[Doraemon es un robot que ha viajado desde el futuro para ayudar a Nobita, un chico muy perdido en los estudios, torpe con sus amigos, desafortunado y desgraciado. Doraemon ayudará a Nobita en todos sus problemas cotidianos con sus padres y amigos con la ayuda de sus inventos que saca de un bolsillo mágico blanco pegado a su barriga. El objetivo: que tenga un futuro feliz.]
La ayuda desde la dependencia
Si ayudamos porque creemos que es “lo correcto”, lo que estamos haciendo a nivel
inconsciente es tratar de suplir una dependencia de que los demás nos valoren,
porque pensamos que tenemos que ser algo concreto para que los demás nos acepten,
porque no nos aceptamos internamente en primer lugar. Por tanto, necesitamos que
la ayuda se dé:
-Sirviendo al que trato de ayudar
-Agradando al que trato de ayudar
-Complaciendo al que trato de ayudar
Porque en primer lugar lo que buscamos desde nuestra incomprensión es suplir nuestras carencias internas y que sean otros lo que nos den el valor. O necesitamos sentirnos valorados (reconocidos) mediante estos actos, emoción que se disuelve cuando terminamos de ayudar, marcándonos un nuevo objetivo de ayuda para seguir sintiéndonos así (dependiendo emocionalmente de ayudar). La recompensa inconsciente es un autoconcepto positivo.
Como consecuencia, creemos que tenemos que ser personas que ayudan constantemente o que incluso focalizan su vida a ello hasta tal punto que asumimos que somos eso y que si ello, no estamos siendo nosotros porque no hacemos “lo correcto”. Es decir, mientras ayudamos, nos sentiremos aliviados, porque ese concepto de nosotros nos alivia, tratando inconscientemente de construir un mundo “mejor” basado en la ayuda para sentirnos “a salvo” o más seguros ante el miedo de que algo malo pueda ocurrir. Nuestro inconsciente piensa que si ayudamos, es más probable que nos ayuden en caso de necesidad. Por tanto, el objetivo real no es ayudar, sino aliviarnos.
[El punto flaco de Doraemon son los Dorayakis, unos dulces japoneses que le vuelven loco. Y cada vez que ayuda a Nobita, éste le recompensa con multiples dulces… Llega un punto en el que el propio Doraemon se autoconvence de que lo mejor es ayudar a Nobita para su futuro, pero… ¿hasta qué punto no lo hace por su dulce recompensa? Otras, piensa que su objetivo de vida por el que fue creado es «ayudar a los buenos de los malos. Asi que se marca ese objetivo como objeto de su vida.]
Como decíamos, el otro objetivo que nos marcamos desde esta identificación con la ayuda es, que nos reconozcan y acepten (porque no lo hacemos interiormente) agradando y complaciendo. Como consecuencia, cuando no se da la respuesta de agradecimiento por parte del que es ayudado tal y como lo espera nuestro miedo, surge el juicio hacia esta persona, pensando que es un desconsiderado o un egoísta, sin darnos cuenta que precisamente esto denota que nuestro objetivo de ayudar no es desinteresado, sino que busca la recompensa del reconocimiento.
Lo que estamos tratando de hacer es compensar lo que sentimos internamente. Asistimos, auxiliamos, favorecemos y socorremos porque nos sentimos internamente abandonados, desamparados, torpes y dañinos. Nos compadecemos de nosotros mismos y compadecemos a los demás, creando una red de retroalimentación del sufrimiento al identificarnos con aquello que nos hace sufrir, tratando de encontrar culpables y recordándolo de instante en instante sin llegar a comprender el origen real del sufrimiento, que es nuestra incomprensión interna.
[La realidad es que Sewashi Nobi, descendiente futuro de Nobita, que vive con carencia y sin tener prosperidad, es el que envía a Doraemon para intentar cambiar su futuro cambiando el «presente» de Nobita. Su felicidad depende de ello…]
La ayuda desde la independencia
Si nos vamos al polo opuesto, querríamos la independencia para no ayudar. El término “in” es “la acción y efecto de para no estar bajo la voluntad de otro”. En otras palabras, queremos evitar tener que ayudar y lo argumentamos para sentirnos libres de la responsabilidad que ello conlleva. Justificaremos el no ayudar sin darnos cuenta que en ambos casos (ayudar o no desde este estado emocional) es un enfrentamiento externo con los demás porque lo tengo en mí.
Ser independiente es no sentir que tengo que rendir cuentas con nadie porque ya me he cansado de ello, cuando realmente era yo mismo desde mi necesidad el que se lo imponía. Dentro de mí tengo la necesidad de que me valoren y reconozcan pero me siento tan sometido de mostrar ese tipo de complacencia o no he sido capaz de obtenerla por mis fallos y falta de responsabilidad que me rebelo, juzgo fuera de mí para encubrir mi falta de responsabilidad, justifico otra opción de obtener el reconocimiento desde el lado opuesto de la ayuda (la lucha), que me haga sentirme “aliviado” y “sin tener que seguir actuando obligadamente” de la misma forma en la que lo hacía, para quedar bien.
[Gigante es el rival de Nobita. Le encanta aprovecharse de éste y así sentirse «alguien» y orgulloso de ser rebelde. Es curioso ver como la actitud de Gigante con Nobita es la misma que tiene su madre con él. De algún modo, se alivia al sentirse «fuerte» y «valorado/temido» por alguien… Gran parte de la ayuda de Doraemon irá dirigida a «luchar» contra Gigante]
Es justificar mi dependencia de que me valoren con la rebeldía. Porque lo que realmente siento es que dependo de mi dependencia interna de querer ser algo que no soy para “ser más”. Y en vez de abordar esa dependencia en mi para darle comprensión, me enfrento fuera de mi para aliviarla y sentirme superior y orgulloso de ello. Orgulloso de engañarme a mí mismo imponiéndome una lucha de vida que será mi esclavitud, mi verdadera dependencia.
Ayudar al fin y al cabo es una dependencia emocional, una imposición premeditada para sentirnos «mejores personas», un alivio de que estamos haciendo lo correcto, o incluso un arma para sentirnos superiores a los demás.
En el próximo artículo, abordaremos la «Ayuda desde la no-dependencia»…
Author: AdminPop
4 comentarios
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Interesante visión…
Gracias teresa! Sobre todo es una visión que podemos comprender en nosotros mismos para no llevarla al polo de la evasión.
Menos mal que a mí no me pasa jejeje.
Es cierto que busco en la ayuda la consecución de ese reconocimiento externo aunque una vez que voy descubriendo el origen de mis miedos lo estoy tratando de forma diferente y si no me apetece ayudar trato de no hacerlo aunque no siempre lo consigo y trato de autoengañarme para sentirme aliviado.
Bonito artículo y parece dirigido a mí
Gracias Jorge por tu comentario. recuerda que la ayuda se instala en nuestro sistema de creencias que está asociado a una distorsión desde el inconsciente. Es por ello que cuanto más te sueltes y menos control dediques a lo que debes hacer con respecto a los demás, más te dejas Ser. Cómo nos gusta decir, si realmente eres tú mismo irradias y esa es la verdadera ayuda. La ayuda de mostrar que se puede ser uno mismo y no de la teoría y filosofía.