Una nueva etapa: la librería

La familia de Miguel Ángel no contaba con muchos recursos económicos, pero él si contaba con la motivación necesaria para dar rienda suelta y lograr aquello que buscaba. Un día, teniendo ya 16 años, recordó que su padre contaba con un pequeño local en un barrio obrero de la ciudad que compró a bajo precio cuando trabajaba de jefe de albañiles. A su familia le pareció una locura: el local se encontraba en una calle poco frecuentada, en un sub-sótano, apenas contaba con 30 metros cuadrados y además el último inquilino que había ocupado el local (un carpintero) lo había dejado en pésimas condiciones. El suelo lleno de serrín y suciedad acumulada de años, maderas por todas partes, y desperfectos en paredes y techos.

Pero él tenía claro su objetivo y no lo dudó: estaba convencido del éxito del negocio. Así que, junto a su padre, se pusieron manos a la obra para arreglar y acondicionar el lugar. Finalmente, en el año 1997 logró abrir las puertas de su nuevo negocio: MangaLine Comics. Al principio resultó un poco duro (quizás como cualquier negocio que comienza) ya que al no contar con mucho dinero, se hacía difícil poder tener en la librería todas las novedades editoriales, sobre todo cuando algunas empresas te pedían una cantidad económica importante como depósito para poder recibir los títulos.

Sin embargo, poco a poco, se fue corriendo la voz de la apertura de una pequeña pero curiosa librería especializada en cómics manga, lo que fue atrayendo a muchos chavales afines a esta afición ya no sólo para comprar los productos, sino para relacionarse con otras personas afines a ellos. Con el paso del tiempo, los días en la librería iban llenándose de personas que iban a encontrarse con sus amigos y a hablar con el dependiente de la librería, que veían como una persona cercana con sus mismos gustos.

MangaLine Comics, durante una época, se convirtió en la librería referente en cuanto a venta de manga, llegando a vender más de 100 ejemplares de sus títulos. Algo que para una pequeña librería de barrio era todo un logro.