Si nos predisponemos a algo, estamos preparándonos antes de actuar. Estamos receptivos. Pero si no ACTÚO… ¿a qué estoy siendo receptivo?

Muchas veces nos aliviamos al pensar que con PREDISPONERSE a salir del MIEDO ya basta. “Ya estoy dedicándome a ello”, nos decimos. Pero… ¿es cierto? SÉ SINCERO.

LA PREDISPOSICIÓN parte en primera instancia en uno mismo, es decir, YO y MI ACCIÓN. Si mi predisposición se basa en estar a la expectativa para que algo externo me “ayude” o “cambie”, estoy esquivando mi responsabilidad, estoy JUSFIFICÁNDOME para auto-convencerme que “ya estoy haciendo todo lo que puedo”.  Sabes lo que es: una MENTIRA.

¿Qué sale, por tanto, en consecuencia, de esta resta? Aquí la fórmula:

PREDISPOSICIÓN – ACCIÓN = “NADA”

“Nada” porque todo seguirá igual, o como será normal para mi ego, será “peor”. Peor porque mi frustración irá a mayores, intensificaré mi Miedo, y bajará aún más mi autoestima y seguridad.

Me habré PREDISPUESTO a SUFRIR por NO QUERER SUFRIR. Mi ego, por incomprensión, me hará actuar con miedo, en consecuencia.

>> ACTUARÉ COMO UN BLOQUEADO, una marioneta del miedo: la SATURACIÓN de mis pensamientos compulsivos me BLOQUEARÁ. Me refugiaré en una zona de seguridad y confort por miedo a lo que pueda ocurrir, buscando estar arropado. Si en momentos de aislamiento mi Mente pensante es muy insistente, necesitaré paliar la ansiedad con distracciones, juegos o sustancias externas que me evadan, que me nublarán mis pensamientos aún más, esperando que me hagan olvidar de mi situación y de “mis problemas”.

Es ser un efecto total del miedo, sin vivir ni sobrevivir. Seré un “zombie del miedo”.

En tu acción está el volver a la vida. Empieza por (re)conocerte a ti mismo.

+ Leer “Acción conciencial – Parte I”

+ Leer “Acción conciencial – Parte II”