A ver de qué nos suenan estas sensaciones: impaciencia, vergüenza, aversión, nerviosismo, remordimiento, sospecha, fastidio, ira, aflicción, pena, duelo, soledad…

Parece plausible que todos hayamos pasado por alguno de estos estados y/o que diariamente estemos expuestos a cualquiera de ellos o a todos. Que estemos familiarizados con ellas hace que las tratemos como algo que sencillamente tiene que ocurrir así y acerca de lo cual no podemos hacer nada porque se escapan de nuestro control consciente. Tendemos a pensar, cuando las observamos, que es algo que pasa en nuestra vida como el hecho de que salga el sol o llueva.

En cierto modo es así, tenemos esas emociones asociadas por el hecho de existir en este plano físico. Pero, ¿qué son? ¿Nos sirven para vivir? ¿Nos ayudan a construir nuestro bienestar o a ser más conscientes de nuestro SER NOSOTROS?

Al responder a esas cuestiones es cuando nos damos cuenta de que la emoción o sensación en sí, no produce, no hace nada. Se tiene, se experimenta…

Lo que sí que produce algo es la forma en que nos posicionamos ante ellas.

Básicamente lo hacemos de dos maneras, de forma consciente o de forma automática o semiinconsciente.

En modo ‘’automático’’ lo que hacemos es confundir la sensación con nosotros y nuestra realidad en los diferentes planos, provocando una reacción de similar intensidad al sentimiento que nos embarga.

Sucede igual para las emociones que consideramos positivas y para las que tenemos catalogadas como negativas.

No parece que eso sea un posicionamiento, ¿verdad? Más bien es un ‘dejarnos llevar’ desde el modo automático de la mente no consciente. Estamos REACCIONANDO.

Por el contrario, si al percibir cualquier sensación o emoción en nosotros, practicamos la observación sin juicio, estaríamos hablando del afrontamiento consciente de las mismas.

En ese pequeñito espacio que hay entre la percepción de una sensación o emoción (o de alguno de sus indicios físicos: aceleramiento de pulso, palpitaciones, algún tipo de malestar, si es el caso…etc.) y las acciones que pueden llegar a sucederse después, es donde nosotros tenemos la posibilidad de ejercitar nuestro SER CONSCIENTE, dándonos cuenta, eligiendo lo que queremos que venga tras la llegada a nuestro conocimiento de que estamos viviendo una emoción y ocupándonos de que suceda. Estaríamos ACTUANDO.