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La Libertad del Destino
- 20 mayo, 2015
- Posted by: CoachingPOP
- Category: Reflexiones de confrontación
El destino es un concepto que siempre es objeto de debate, más aún en nuestros días, cuando ha adoptado el significado de “hado”, es decir, una fuerza desconocida que no podemos controlar. Y es aquí donde surge el rechazo por parte de muchas personas, pues no gusta creer en la idea de no ser nosotros mismos quienes seamos dueños de nuestra vida.
Es decir, es aceptable (e incluso agradable) creer que hemos nacido con una misión, pero no que se nos imponga. Pero, ¿qué ocurre si esa misión con la que nacemos está “impuesta” por nosotros mismos? Y lo que es más importante ¿y si es aquello con lo que realmente disfrutamos y nos entusiasmamos?
Es interesante poder reflexionar sobre ello: puede no ser plato de nuestro gusto que un ser superior, Dios, el Universo, (o el concepto que cada cual pueda tener sobre la espiritualidad) nos “obligue” a seguir un destino marcado, pero, si realmente se tiene la creencia de que todo parte de lo mismo o de la misma esencia, ¿quién nos está imponiendo el destino?
Si nos vamos a la raíz etimológica de la palabra, vemos que su significado está directamente relacionado con “meta”, es decir, el fin al que van dirigidas nuestras acciones. Por tanto, es a donde realmente QUEREMOS llegar.
Por otra parte, el destino está estrechamente relacionado con nuestro propio y particular aprendizaje. Es ese destino el que nos pone en las situaciones de nuestro día a día para que podamos llegar a un entendimiento de Quienes Somos realmente, quien nos empuja a entender nuestros miedos y nuestra motivación, en definitiva, es nuestro Guía particular hacia nuestro mejor YO.
Pero, ¿qué ocurre cuando llevamos a cabo acciones que desde nuestro punto de vista son aquellas que queremos hacer y no obtenemos los resultados esperados? ¿No se supone que es nuestro destino realizarlas? En este sentido, tenemos que ser capaces de tener un diálogo interno con nosotros mismos con total Humildad para saber si aquello que hacemos es realmente lo que queremos desde el Entendimiento de Quiénes Somos y de nuestra auténtica Motivación, o ver si nuestras acciones están llevadas a cabo desde un Miedo o carencia.
Pero además, imagínate que lo que tú mismo has decidido experimentar en tu destino es precisamente el fracaso, el dolor o el sufrimiento… ¿Qué ocurre si esto es así? ¿Por qué no puede ser así? Si como decíamos antes todo forma parte de lo mismo, de un Todo, de una Unidad.
Si realmente haces lo que quieres, sin miedo, no será el resultado el motivador, sino la ACCIÓN en sí. Es decir, no es la recompensa la que nos debe motivar, sino la consecución de la propia ACCIÓN, pues si lo que nos motiva es la recompensa, es más que probable que detrás haya un miedo, ya que habrá frustración en caso de que no se consiga lo esperado. Hacer lo que Sentimos tal y como Somos es Vivir, experimentando y asimilando cada instante.
Si esto es así, ¿hasta qué punto nos da Libertad el Destino? La totalidad o ninguna. Total libertad para hacer aquello que realmente queremos hacer, sin autoengaños, y ninguna en caso de que nos dejemos llevar reiteradamente por nuestros miedos, más aún cuando somos conocedores de ellos. Pero no será un “castigo divino” el que se nos quite la Libertad, sino nuestras propias acciones cargadas de miedo nos alejarán de hacer lo que REALMENTE queremos. No obstante, aún cuando nos dejamos llevar por el miedo, tenemos siempre la oportunidad inmejorable de aprender y conocernos mejor a través de ellos.
Entonces, ¿controlamos nuestro destino o nos controla él a nosotros? La respuesta depende de nosotros mismos. Si llegamos a un Entendimiento Real de lo que supone, sabremos que tenemos Libertad para ello.